La anécdota de Senna en México
Ayrton Senna demostró ser humano y que como cualquier piloto podía sufrir un choque. El recordado vuelco en México, en 1991.
Por Eduardo Olmos
“Magic”, en ese entonces bicampeón del mundo, había ganado las primeras cuatro carreras (Phoenix, Interlagos, Imola y Mónaco) pero abandonó en Montreal por problemas mecánicos; no obstante llegaba a tierras aztecas con una cómoda ventaja en el puntaje sobre Nelson Piquet (Benetton) y su eterno rival, Alain Prost, quien para ese año se había marchado a Ferrari.
La siguiente fecha, en México, se convirtió en parte del anecdotario ya que confirmó que ese circuito nunca fue uno de los mejores; una victoria y cuatro podios, pero tres abandonos, lo confirman.
A pesar de que quedó en tercer lugar, detrás de los Williams Renault de Riccardo Patrese y Nigel Mansell, lo más recordado de esa visita fue su choque en la mítica “Curva Peraltada” con su McLaren-Honda MP4/6. En ese entonces, la curva que vio a lo largo de su historia la muerte de pilotos como Ricardo Rodríguez tenía 9 grados de inclinación, suficiente para causar temor entre los participantes por las altas velocidades que alcanzaban los V8, V10 y V12 turbocargados.
Vuelvo de Ayrton Senna en México en 1991.
En las prácticas Senna, ganador dos años antes, no sólo perdió el control de su auto mientras entraba en la curva a casi 300 km/h, sino que gracias a la arena y las ondulaciones de la pista, el auto se levantó y quedó de cabeza.
El brasileño salió un poco aturdido pero ileso, y hasta después de la carrera, él junto con varios pilotos protestaron por la falta de seguridad de la pista y, en especial, de esa curva, a la cual para 1992, última vez que el “Gran Circo” se presentaría en México, redujo su inclinación a 3 grados.
Senna obtendría su último título del mundo en ese año, luego de ganar en Hungaroring, Spa-Francorchamps y Adelaida, suficiente para sacarle 24 puntos a Mansell.
Hoy se cumplen 20 años de la desaparición de Ayrton Senna, piloto cuyo legado sigue viviendo plenamente.
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